Este martes, los gremios docentes de todo el país protagonizan una nueva jornada de paro nacional, con fuerte adhesión en varias provincias, incluida Buenos Aires. La medida fue convocada por CTERA, con el apoyo de sindicatos bonaerenses como SUTEBA, FEB, UDOCBA, SADOP y AMET, bajo consignas que combinan reclamos económicos, educativos y políticos, a solo dos semanas de los comicios nacionales.

Los principales reclamos del paro
- Restitución del FONID (Fondo Nacional de Incentivo Docente), eliminado por el Gobierno nacional en el inicio de 2024.
- Reapertura de la paritaria nacional docente, hoy suspendida, lo que limita la discusión de sueldos mínimos y deja a cada provincia sola frente a la negociación salarial.
- Mayor inversión en infraestructura escolar, frente al deterioro de edificios, demoras en obras y reducción de fondos nacionales.
- Garantía del presupuesto educativo, tras la eliminación o recorte de programas como Conectar Igualdad, Educación Sexual Integral y el Plan Nacional de Formación Docente.
- Denuncia de precarización laboral en algunos niveles, especialmente en educación técnica, rural y educación especial.
Desde la conducción gremial, también se denuncia la ausencia de diálogo con el Ministerio de Capital Humano, y se exige la devolución de los fondos recortados a las provincias.

El paro en la provincia de Buenos Aires y en La Costa
En la provincia de Buenos Aires, la adhesión fue importante, especialmente en las escuelas públicas. En el Partido de La Costa, gremios como UDOCBA y FEB ya venían de manifestaciones previas, y el paro se sintió con fuerza en los niveles inicial, primario y secundario.
Un paro que también se lee en clave electoral
El contexto del paro docente está inevitablemente atravesado por el calendario electoral: faltan menos de dos semanas para las elecciones nacionales del 27 de octubre, y el conflicto educativo se convierte en un mensaje político que tensiona el clima social.
Para el Gobierno nacional, la medida puede resultar incómoda: los gremios visibilizan el deterioro del sistema educativo bajo su gestión, en medio de un clima económico adverso. La falta de paritaria, el ajuste fiscal y los recortes en educación marcan un contraste con la promesa de “reordenamiento del gasto” que impulsa el oficialismo.
Sin embargo, también puede tener un efecto polarizante: el Gobierno podría usar la protesta como argumento para reforzar su narrativa contra “los gremios” o “la casta sindical”, y reafirmar su perfil de confrontación con sectores tradicionales.
Del lado de la oposición, el paro le da margen para respaldar la demanda docente, aunque sin perder de vista que muchos gobiernos provinciales —incluido el de Buenos Aires— también enfrentan sus propios conflictos salariales con los sindicatos.
¿Debilidad o fortaleza?
El impacto político de este paro no es lineal. Para el oficialismo, visualiza un foco de conflicto que no logra contener, pero también podría consolidar apoyos duros. Para los gremios, es una herramienta de presión antes de un cambio legislativo clave. Y para la sociedad, expone una vez más la fragilidad del sistema educativo en la Argentina actual.
Lo cierto es que, con escuelas cerradas, docentes en las calles y una campaña en su punto más álgido, la educación vuelve al centro del debate, pero esta vez sin aula, sin alumnos y con la incertidumbre como protagonista.