1 de septiembre de 2025

La Costa: menos participación, apellidos de siempre y nuevos votantes

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En La Costa baja la participación, sube el voto en blanco y crece el padrón con nuevos votantes. Apellidos de siempre frente a electores recientes.

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En el Partido de La Costa, las elecciones generales de los últimos ocho años muestran una paradoja: mientras el padrón crece de manera sostenida, la participación de los votantes se achica. Y en ese escenario se repite otra constante: los apellidos de la política local son casi siempre los mismos, con familias y dirigentes que desde hace décadas se disputan el poder, metro más metro menos.

Crece el padrón, baja la participación

En 2015 había 66.207 electores y votó el 78,1%. Ocho años después, en 2023, el padrón ascendió a 84.740, pero la concurrencia cayó al 72,2%, el mínimo de la serie.

En el medio quedaron dos escalas: 73,4% en 2017 y 76,2% en 2019. La tendencia general es clara: más electores habilitados, pero menos participación proporcional.

El voto en blanco como mensaje político

El voto en blanco pasó de 6,2% en 2015 a un pico de 8,2% en 2023, después de haber marcado su mínimo histórico en 2017 (4,7%).

Al mismo tiempo, los votos positivos bajaron del 92,9% al 91,2% y los nulos se mantuvieron estables (0,6%–0,9%).

La combinación habla de un electorado menos movilizado y más dispuesto a mostrar su descontento.

Una elección distinta en la Provincia

Por primera vez, la boleta bonaerense se presenta recortada: solo concejales, consejeros escolares y, en su sección, senadores provinciales.

  • No hay arrastre nacional, lo que deja a los grandes partidos sin el empuje de una candidatura presidencial.
  • Los votos nulos y recurridos se computan como blancos, lo que reduce los positivos y, sumando la previsible no concurrencia de los vecinos a votar, baja el cociente para repartir bancas.

Esto obliga a los candidatos locales a poner el cuerpo y el nombre propio, sin refugiarse tanto en figuras nacionales.

Nuevos vecinos, nuevos votos

Después de la pandemia, La Costa recibió una ola de nuevos residentes, muchos adultos que decidieron radicarse en el distrito y que ahora forman parte del padrón.

Ese segmento puede resultar clave: no arrastra la misma fidelidad partidaria que los históricos costeros y suele votar más en función de propuestas concretas o de la gestión visible en el territorio, además de no conocer la historia de cómo se formaron nuestros pueblos.

¿A quién favorece este escenario?

La repetición de apellidos favorece a quienes ya tienen una estructura de reconocimiento: oficialismo y oposiciones históricas. Pero la llegada de nuevos votantes adultos podría beneficiar a candidatos emergentes o terceras fuerzas, menos atadas a las lealtades tradicionales y más a la novedad del discurso.

En este equilibrio entre vieja política con apellidos conocidos y nuevos electores con voto más volátil, se jugará buena parte de la elección. Más teniendo en cuenta el fenómeno de las redes sociales: un posteo y una buena viralización reemplazan a los militantes tradicionales, que antes repartían la boleta casa por casa.

Lo que viene

El 7 de septiembre, el escrutinio confirmará si la tendencia a menos participación y más voto en blanco se profundiza, y si los recién llegados terminan inclinando la balanza hacia el recambio o si, como tantas veces, los de siempre siguen marcando el pulso de la política costera.

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