El regreso del concejal Martín Fernández al Honorable Concejo Deliberante del Partido de La Costa no solo es un gesto de fortaleza personal ante su diagnóstico de ELA, sino también un movimiento de piezas dentro del tablero político de la oposición local.
La narrativa pública presentada por el propio Fernández —“quiero honrar la voluntad popular y dar lo mejor de mí”— encuadra en un discurso legítimo y empático. Pero en la lectura más política, su reincorporación al bloque de Juntos por el Cambio (JxC) reabre preguntas sobre el equilibrio de fuerzas internas, la proyección de liderazgos y las disputas latentes.

El recambio que marcó una diferencia
Durante la licencia de Fernández, la banca fue ocupada por Rocío Tedesco, una dirigente joven, que se convirtió en la concejal más joven de la provincia. Su ingreso aportó aire fresco al bloque y, en términos simbólicos, mostraba un gesto de renovación que podía resultar funcional a los sectores que buscan marcar una diferencia con las conducciones tradicionales.
Tedesco, sin embargo, llegó por la misma lista 2023 con Fernández, alineada a daniel Lopez en aquel momento y Fernandez con Marcos “Cotoco” García, histórico dirigente que compitió en la interna de JxC en 2023 frente a Daniel López, hoy referente electo de ese espacio. La convivencia entre estos sectores no ha sido armónica y, aunque formalmente comparten bancada, los alineamientos internos son difusos y cargados de tensiones.

¿Una señal para López?
La decisión de Fernández de retomar su lugar en el Concejo a través de la modalidad virtual —habilitada legalmente por su situación de salud— y además volver como presidente de bloque, puede ser leída de forma ambivalente: por un lado, muestra compromiso institucional y coherencia con su mandato. Por otro, deja en evidencia que no hay un acuerdo consolidado de liderazgo interno en JxC La Costa.
El regreso de un hombre cercano a García también se da en un contexto donde ya circulan advertencias hacia López: varios sectores del radicalismo local estarían planeando disputar la conducción partidaria en las elecciones de renovación previstas para marzo de 2026.
En ese sentido, la vuelta de Fernández puede ser interpretada como un intento por recuperar protagonismo desde los sectores más tradicionales de la oposición, en un momento donde el oficialismo costero se encuentra en plena reconfiguración y la sociedad observa con más exigencia.
¿Gesto o estrategia?
Fernández tiene mandato hasta 2027, lo que le da tiempo para proyectar agenda política, incluso en condiciones especiales. En paralelo, quienes observaron con buenos ojos el paso de Tedesco al Concejo deberán ahora definir si buscarán sostener ese perfil joven de renovación, o si se limitarán a aceptar las reglas de una política marcada por el peso de los nombres históricos.
A esta altura, no está claro si el regreso fortalece o debilita a Daniel López. Lo que sí parece quedar claro es que el bloque opositor tiene más de una agenda en disputa, y que cada banca vale mucho más que su asiento.
