Aunque muchas veces pasa desapercibido o se confunde con timidez, el Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) afecta al 7,4 % de la población infantil, según datos internacionales. Esto significa que, en un aula de 30 alumnos, al menos dos chicos podrían estar enfrentando dificultades para comunicarse sin haber sido diagnosticados.

La especialista Verónica Maggio, directora de la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil de la Universidad Austral, explicó que el TDL suele manifestarse como un retraso en la aparición del lenguaje, pero que también puede incluir problemas para comprender, expresarse, armar frases, pronunciar correctamente o incluso sostener una conversación simple.
“El TDL muchas veces se confunde con falta de estímulo o conducta, pero es una condición específica que requiere detección temprana y acompañamiento”, aclaró Maggio.
Además del impacto comunicacional, el trastorno tiene consecuencias en el aprendizaje y en lo social. Estudios indican que los chicos con TDL tienen cinco veces más riesgo de desarrollar trastornos de atención y entre un 50 y 70 % presenta dificultades en lectoescritura y matemáticas. A esto se suma el aislamiento que puede generar la incomprensión por parte de sus pares.
Por eso, visibilizar el TDL en las escuelas es fundamental. Padres y docentes cumplen un rol clave para reconocer señales como el uso limitado del lenguaje, dificultad para formar frases, olvido de palabras conocidas o problemas para relatar situaciones simples.
En el caso del Partido de La Costa, desde Radio Noticias Web no hemos accedido a datos estadísticos locales sobre la incidencia del TDL, pero no se descarta que desde áreas del Estado municipal o incluso desde los gremios docentes se esté siguiendo el tema de cerca, dado su impacto en el aula y en el acompañamiento escolar.
Desde la comunidad educativa, remarcan la importancia de brindar herramientas a los docentes para que puedan detectar estas señales y, en caso de ser necesario, derivar a especialistas para su diagnóstico y tratamiento.
Más allá del aula, la familia también tiene un rol fundamental. “Con estrategias adecuadas, estos chicos pueden desplegar su potencial tanto en casa como en la escuela”, concluyó Maggio.
