La Legislatura bonaerense cerró noviembre sin acuerdo para tratar el pedido de endeudamiento solicitado por el gobernador Axel Kicillof, luego de que fracasara la sesión en la Cámara de Diputados por falta de quórum. El oficialismo no logró reunir los 47 presentes necesarios y la oposición no bajó al recinto, bloqueando el tratamiento de uno de los proyectos clave para el Ejecutivo.
Pero el escenario aún no está cerrado. Las negociaciones se intensifican de cara a una sesión extraordinaria convocada para el próximo martes 3 de diciembre, en la que el oficialismo buscará destrabar el conflicto y avanzar con el paquete financiero.
¿Qué se discute?
El proyecto en cuestión autoriza a la Provincia a tomar deuda por 1.045 millones de dólares, destinados a infraestructura, salud, educación, seguridad y asistencia a municipios. El planteo del Ejecutivo es que el financiamiento es necesario para sostener obras y servicios en medio del ajuste nacional y la caída de recursos federales.
Desde la oposición, sin embargo, hay reclamos por mayor información y control sobre el uso de esos fondos, además de demandas específicas de intendentes radicales y del PRO, que presionan por la distribución equitativa de fondos y compromisos en obras para sus distritos.
Intendentes en el centro de la rosca
Los jefes comunales juegan un papel clave en la negociación. Algunos de ellos, incluso del oficialismo, han planteado la necesidad de contar con herramientas financieras claras antes del recambio de autoridades. Mientras tanto, desde la oposición, varios intendentes exigen acuerdos concretos y previsibilidad para la gestión local en 2026.
Los intendentes temen que, sin una ley de financiamiento aprobada antes del recambio del 10 de diciembre, las gestiones municipales arranquen el año con más incertidumbre, sin fondos para obras ni respaldo provincial ante la parálisis nacional.
¿Qué hay detrás de la dilatación?
La postergación del debate no solo responde a diferencias técnicas sobre el endeudamiento, sino a una rosca política de alto voltaje, con múltiples actores negociando al mismo tiempo: gobernación, bloques legislativos, intendentes y futuros funcionarios que asumirán cargos tras el recambio legislativo.
Lo que se juega no es menor: las herramientas con las que contará la gestión provincial en un contexto de recesión, pero también la relación de fuerzas entre el Ejecutivo y la oposición en la nueva etapa que se abre en Buenos Aires.
