¿Y nosotros, cuándo vamos a repensar La Costa?

Mar del Plata abre el debate sobre su crecimiento urbano y turístico, mientras en el Partido de La Costa aún no se convoca a repensar el futuro del destino. ¿Quién se anima a impulsar una visión colectiva y participativa del desarrollo?

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Mientras en Mar del Plata arquitectos, martilleros y referentes del patrimonio urbano se reúnen bajo la consigna “Repensar la ciudad”, en el Partido de La Costa aún no hay señales claras —ni desde la política ni desde el empresariado— de querer impulsar un debate profundo y participativo sobre qué destino turístico queremos ser en las próximas décadas.

La iniciativa marplatense busca consensuar un plan estratégico de crecimiento urbano, productivo y patrimonial, un debate que incluye al Estado, al sector privado, a especialistas y a la ciudadanía. Allí se preguntan cómo crecer, con qué criterios, a qué valores responder y qué conservar. Mientras tanto, en La Costa seguimos atrapados entre la urgencia y la inercia, con avances parciales pero sin una visión común.

Cultura y deporte: el Estado sí se animó

En los últimos años, el Estado local ha tenido la voluntad —y el coraje político— de invertir en infraestructura cultural y deportiva. La creación del Estadio de La Costa es una muestra del sector privado pero ¿se convertirá en la excepción que confirme la regla?, el crecimiento de los polideportivos municipales, los espacios para talleres culturales o las giras teatrales durante el invierno son logros concretos que amplían derechos y democratizan el acceso.

Esa inversión no solo acerca actividades a quienes viven todo el año, también construye identidad y propone otra forma de ser destino: más integral, más viva, más nuestra.

Pero el desarrollo sigue siendo inmobiliario

Sin embargo, si hay un sector que ha liderado el crecimiento económico en los últimos 20 años en el Partido de La Costa, ese ha sido el inmobiliario. Y no es casual. La construcción sigue siendo uno de los motores del empleo local, pero también el símbolo de un modelo que no se ha detenido a preguntarse demasiado por el impacto urbano, ambiental o social de lo que levanta.

El suelo, más que el paisaje o la experiencia, parece ser nuestro principal producto turístico.

¿No llegó la hora de que, como sociedad, también nos preguntemos hacia dónde queremos ir? ¿Queremos ser un destino estacional de construcciones en altura, o podemos aspirar a algo más amplio, más planificado, más sostenible?

¿Quién se anima a convocar?

En Mar del Plata se animaron. En La Costa, aún no hay mesas amplias donde vecinos, profesionales, inversores, funcionarios y jóvenes discutan y proyecten juntos. Ni siquiera hay señales de que esas mesas estén en la agenda pública.

Repensar La Costa no es solo una consigna urbanística. Es asumir que el futuro no se improvisa. Y que, si queremos más y mejor turismo, también necesitamos más y mejor planificación.

El desafío está planteado. La pregunta es: ¿quién se atreve a abrir el juego?

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