A partir del 1° de julio, el Gobierno nacional aplicará una nueva suba en los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono. Esta medida, que continuará en agosto, impactará de lleno en los surtidores, con aumentos esperados en la nafta y el gasoil.
En el Partido de La Costa, donde el invierno marca tradicionalmente la temporada baja económica, este tipo de ajustes golpea con más fuerza. A la caída del turismo y el freno en el consumo generalizado, se suma ahora una suba que encarece el traslado, el abastecimiento y los costos del día a día.
El peor momento del año
La mayoría de las actividades locales –desde el comercio hasta la producción informal– se sostienen con lo justo durante los meses de invierno. El aumento de los combustibles no sólo se siente al cargar el tanque, sino también en el precio de los alimentos, el transporte, los servicios logísticos y las compras mayoristas.
En una región como la nuestra, donde muchas personas se trasladan entre localidades para trabajar, estudiar o hacer trámites, el aumento del litro de nafta representa una presión directa sobre los ingresos familiares. Y lo hace justo cuando más cuesta llegar a fin de mes.
Aumentos en dos tramos
La medida se aplicará en dos etapas: una parte en julio, y el resto en agosto. Esto significa que los ajustes en los surtidores podrían repetirse en poco más de treinta días, generando un doble impacto sobre el bolsillo.
Si bien aún no se sabe con precisión cómo trasladarán las petroleras estos aumentos a los precios, se estima que podría haber subas acumuladas del 7 al 10 % en las próximas semanas, dependiendo del tipo de combustible y la zona.
¿Qué se espera en La Costa?
En localidades como San Bernardo, Santa Teresita, Mar de Ajó o Las Toninas, donde muchas personas dependen del auto para trabajar o asistir a centros de salud y educación, este tipo de medidas genera malestar. A esto se suma el encarecimiento de productos transportados desde grandes centros urbanos, que inevitablemente terminan reflejándose en los precios locales.
Para los sectores más golpeados por la estacionalidad y la falta de empleo formal, la suba de combustibles representa otro obstáculo en la pelea diaria por sostener la economía familiar.
En medio del invierno y con una economía ya tensionada, la suba de impuestos a los combustibles se siente como una carga adicional sobre el bolsillo costero. Mientras se esperan definiciones sobre el precio final en surtidores, vecinos y comerciantes miran con preocupación un nuevo capítulo de aumentos que se hace difícil afrontar.
Aumento de luz bonaerense: ¿qué se viene?
– Suba promedio del 3 % al 3,4 % en las facturas residenciales.
– Comienza a regir en los consumos de junio/julio, reflejándose en boletas que llegarán en julio y agosto.
– Impacto estimado según tipo de usuario residencial:
- N1 (ingresos altos): sube de ~$38 800 a ~$39 800 mensuales.
- N2 (ingresos bajos): pasa de ~$24 400 a ~$25 300.
Resumen final: la Provincia aplicó un ajuste del 3–3,4 % en la tarifa eléctrica, que se trasladará al próximo resumen de factura, afectando directamente el bolsillo de los hogares bonaerenses.