Femicidio en Tandil: El caso de Mónica Vedda y la muerte en la celda del único detenido
El reciente femicidio de Mónica Marcela Vedda, una mujer marplatense de 38 años, sacudió a la ciudad de Tandil y volvió a poner en el centro del debate la violencia de género en Argentina. En las primeras horas del martes, el único detenido por el crimen, Mariano Wanderkauven, de 42 años, fue encontrado ahorcado en su celda en la comisaría primera de Tandil, donde se encontraba bajo custodia desde el sábado.
El hallazgo del cuerpo fue confirmado por la Policía de Tandil, que de inmediato notificó a la justicia local. Si bien las primeras hipótesis apuntan a un suicidio, la Justicia ordenó una autopsia para esclarecer los hechos. La muerte de Wanderkauven genera interrogantes sobre los protocolos de vigilancia en la comisaría, especialmente en un caso tan sensible como el de un acusado de femicidio, ya que su detención era clave para la investigación en curso.
Wanderkauven había sido arrestado por el asesinato de Vedda, con quien mantenía una relación sentimental. La mujer fue encontrada muerta el pasado viernes en la cochera del hotel «Los Alerces», ubicado en la calle Urquiza al 1500 de Tandil, donde ambos habían ingresado juntos en moto. Según los testigos y las cámaras de seguridad, poco después de una fuerte discusión, Wanderkauven abandonó el lugar solo. Mónica fue hallada sin vida cerca de las 4:45 de la madrugada, y todo apunta a que murió a causa de los golpes recibidos durante la agresión.
El crimen y la búsqueda de justicia
El caso de Mónica Vedda se inscribe en una larga lista de femicidios en Argentina, un país que, según datos de organizaciones feministas, registra un promedio de una mujer asesinada cada 30 horas en el contexto de violencia machista. Este caso, además, pone en foco la impunidad y la falta de protección para las víctimas de violencia de género. A pesar de las innumerables campañas de concientización y las reformas legales impulsadas en los últimos años, las estadísticas de femicidios siguen en aumento.
La violencia de género no es un problema aislado, sino estructural. Casos como el de Mónica Vedda muestran la vulnerabilidad a la que están expuestas las mujeres en situaciones de relaciones abusivas, en un contexto donde las herramientas del Estado muchas veces no alcanzan para prevenir estos trágicos desenlaces. En Argentina, las leyes como la Ley Micaela y la Ley de Protección Integral a las Mujeres son avances importantes, pero siguen siendo insuficientes cuando la violencia machista continúa cobrándose vidas.
La muerte de Wanderkauven: ¿un cierre o nuevas preguntas?
La repentina muerte de Mariano Wanderkauven genera más preguntas que respuestas. Si bien su deceso cierra la posibilidad de llevarlo a juicio, la investigación interna que se abrirá tras su muerte podría arrojar luz sobre los fallos en la custodia de un detenido tan relevante para un caso de femicidio.
La cuestión de la violencia de género también se extiende a la falta de contención o tratamiento adecuado para los agresores. Aunque Wanderkauven estaba en manos de la justicia, el sistema penitenciario y de seguridad también debe ser revisado para evitar que este tipo de incidentes ocurran. La muerte de un acusado en circunstancias poco claras no debe desviar el foco de lo fundamental: la vida de Mónica Vedda fue arrebatada en un acto de violencia machista, y su caso es un grito más en la lucha por frenar la violencia contra las mujeres.