eSports | De la consola a la gran pantalla

La serie “Arcane”, basada en el universo del juego League of Legends, para muchos el mayor símbolo de los eSports, ha representado un auténtico fenómeno en los últimos meses. La calidad del producto la ha convertido en blanco de críticas masivamente positivas, hasta el punto de que el portal iMDB, una referencia en el mundo del cine, la ha incluido, por votación de sus usuarios, como una de las 20 mejores series hasta la fecha. Su producción se ha cuidado enormemente, pero el desarrollo de la idea parte de dos factores que provocaron que el proyecto se llevase a cabo: por un lado, el enorme empuje que representan los deportes electrónicos en la última década, donde aglutinan millonarias audiencias, lo que supone un potencial público de grandes dimensiones para los productos vinculados a ellos; por otro, el antecedente del universo Marvel: utilizar un mundo de personajes ya conocidos y definidos que puedan dar juego para nuevas tramas cinematográficas.

Hasta ahora, la mayoría de films sobre eSports han tenido formato documental y se han centrado en las andanzas de equipos que compiten: cómo han llegado hasta allí, cuál ha sido su sacrificado entrenamiento, cómo cumplen sus sueños de triunfar… Pero pocos han sido los productos de esta temática que han aprovechado la trama de los juegos en sí. Una de las honrosas excepciones, además de “Arcane”, ha sido otra serie de animación: “Castlevania”. Basada en los videojuegos del mismo nombre, que triunfaron a finales de los 80´s y principios de los 90´s, sus creadores han sabido sacar partido a un argumento que utiliza parte del leitmotiv del título de Konami: hacer frente a hordas de vampiros capitaneados por el mítico Drácula. Dado que la plataforma que tiene sus derechos, Netflix, que ha visto las posibilidades que le procuran estas producciones, se ha lanzado con la segunda temporada de “DOTA: Dragon’s Blood”, basada en otro de los grandes activos de los eSports, el DOTA 2, un conocido MOBA, uno de los géneros más populares de esta disciplina.

Los llamados “Shooters” son una de las fuentes de inspiración más efectivas de cara al celuloide. “Halo” es un gran estandarte del género y su película está programada para principios de este año; curiosamente, tratará sobre una batalla entre humanos y una raza extraterrestre llamada “Covenant” (¿les suena de “Alien”?); participan en el proyecto el actor Pablo Schreiber y Amblin Television, la productora de Steven Spielberg. Uno de los pioneros en este apartado fue “Doom”, el popular videojuego que abrió camino en los 90´s se transformó en película en 2005, con Dwayne Johnson encabezando el reparto; sin embargo, las críticas fueron feroces contra esta adaptación, que sólo sirvió como experimento que permitió descubrir que, o se hacen bien las cosas, o no vale la pena hacerlas. En 2019 se estrenó “Doom: Annihilation”, pero tampoco aportó nada especialmente remarcable. En la actualidad, algunos realizadores, como Ben Wheatley, han barajado la posibilidad de darle un nuevo aire a la saga con una adaptación de mejor calidad, pero sigue siendo un proyecto sin fecha.

“Call of Duty” tal vez sea el título por excelencia de los “Shooters”; la longeva saga ha sido todo un éxito desde el lanzamiento de su primera entrega, a principios de los 2000; desde entonces, se han producido ventas millonarias, torneos de seguimiento mundial, incluso con notable participación en los portales de apuestas que tienen departamento para los eSports y, concretamente, para el ”COD”, y un número ingente de retransmisiones de aficionados en redes como “Twitch”; con esta trayectoria podríamos pensar que es uno de los grandes candidatos a tener su propia película; sin embargo, el proyecto parece que quedó estancado en 2020, sin visos de que se retome a corto plazo.

En cambio, lo que sí parece que va a cumplirse es el inminente estreno de “Uncharted”, inspirada en el videojuego del mismo nombre de un género más bien alejado de los actuales deportes electrónicos, más heredero de títulos como “Tomb Rider”, que también se convirtieron en franquicia cinematográfica. Aún así, las grandes salas parecen algo retraídas a la hora de demandar esta temática; pero no hay duda de que se pueden quedar atrás si plataformas como Netflix continúan exprimiendo esta mina argumental, ya que, de hacerse con convenios con las principales desarrolladoras, como Riot o Activision para los derechos de estos títulos, podrán sacar partido en solitario de este fenómeno que está llamado a conseguir millones de espectadores aprovechando unas tramas que ya existen. “Arcane” puede haber sido sólo el principio.