Con ritmo de cumbia, estribillo pegadizo y volante en mano, Chiqui Maestrello lanza su campaña política desde Santa Teresita con un estilo que mezcla micrófono de remisero, altavoz de feria y slogan de barrio: “Hagamos historia juntos”. El candidato de Construyendo Porvenir La Costa quiere hacer ruido —literal y figuradamente— con escape libre deportivo incluido.
Taxista de calle y ex asesor político de nombres pesados como Marcos García, Mery Fino y otros históricos del mapa costero, el Chiqui decidió dejar de llevar candidatos para empezar a llevarse votos.
Hoy representa al partido provincial Construyendo Porvenir, y parece entender como pocos que, con la economía de Javier Milei y sus recortes, los motores que siguen encendidos en las ciudades no son los de la obra pública ni el turismo, sino los de las plataformas: delivery, remises, Uber y taxis. En esa escena emerge el taxi-campaña del Chiqui, recorriendo barrios, hablando con la gente y haciendo sonar cumbia desde los parlantes.
¿Política territorial? Sí.
¿Marketing no tradicional? También.
¿Cumbia, mate y volanteo? Todo junto.
Lo mejor: pedir audiencia con el candidato no requiere protocolo, ni asesores, ni formularios online. Basta con pedir un viaje en Radio Taxi. Aunque —dicen— ya hubo un periodista de la rosca política que pidió canje y el Chiqui le cortó el taxímetro con un “no rotundo”. Nada de notas gratis, por ahora.
En clave irónica, algunos ya se preguntan:
🚖 ¿En qué barrios no entra la cumbia del Chiqui si llueve?
🗳️ ¿El día de la elección cobrará el viaje o saldrá con la promo “el que me vota, viaja gratis”?
Lo que sí está claro es que su estilo no pasa desapercibido. Y en una campaña donde todos se parecen entre sí, Chiqui apuesta a lo opuesto: ser él mismo, con boleta en mano y estéreo encendido. Y tal vez, eso le haga ruido a más de un candidato que se cree intocable… pero nunca tomó un taxi para escuchar lo que dice la calle y lo que murmura el Chiqui.
Además, tengamos en cuenta una máxima de cualquier pueblo: peluqueros, manicur@s, taxistas y remiseros son el centro de información más confiable de cada barrio.
Y si el Chiqui es como nosotros… ¿qué tan malo puede ser con los secretos que guarda?
Después de todo, ya escuchó de todo. Y lo cuenta… cuando quiere.
