Lo que a primera vista parece un simple cruce por el turismo en la Costa Atlántica, esconde en realidad una disputa más profunda: el reposicionamiento político hacia las elecciones legislativas de 2025 en la Quinta Sección Electoral bonaerense. En ese escenario, la figura del intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, comienza a levantar perfil, buscando instalarse como uno de los referentes del gobernador Axel Kicillof en la región, aunque no sin generar tensiones.
La polémica se encendió tras las declaraciones de Barrera sobre una posible temporada turística “complicada” en Villa Gesell. Lejos de pasar desapercibidas, sus palabras activaron una inmediata respuesta desde Mar del Plata, donde distintos referentes del oficialismo local salieron a marcarle la cancha y a desnudar una grieta que va más allá de la cuestión estacional.
“Los intendentes tienen que trabajar, no quejarse. En Mar del Plata demostramos que con gestión se pueden lograr buenas temporadas”, disparó Bernardo Martín, presidente del Ente Municipal de Turismo y Cultura (Emturyc). A él se sumó el concejal Agustín Neme (Vamos Juntos): “Mientras en Gesell lloran por lo que no tienen, en Mar del Plata se trabaja con innovación, planificación y compromiso con el sector privado.” El concejal Guillermo Volponi fue aún más directo: “En Gesell no faltan turistas, falta gestión.”
¿Turismo para quién? El debate que se evita
Más allá de las declaraciones cruzadas, hay un debate estructural que sigue sin abordarse: ¿qué tipo de turismo se quiere fomentar en la Costa bonaerense? Las palabras de Barrera abren, aunque de manera indirecta, la pregunta clave: ¿seguimos apostando a veranos populares accesibles para la clase media o avanzamos hacia un modelo cada vez más elitista?
Con precios que ya no se ajustan al bolsillo de las familias trabajadoras, Villa Gesell parece haber perdido su histórico perfil de destino joven, económico y natural. El mismo Barrera defendió que “hay hoteles por $20.000 la noche”, como si eso fuera una señal de accesibilidad. Pero, ¿lo que hizo importante a Gesell fue el precio o la propuesta cultural y generacional para quienes buscaban naturaleza y libertad?
¿Le preguntaron a los jóvenes si prefieren una playa en Brasil o Villa Gesell? ¿Qué tiene hoy Gesell para ofrecer a las nuevas generaciones, más allá de nostalgia?
Mientras tanto, Mar del Plata busca consolidar una propuesta más integral, con actividades todo el año y estrategias para combatir la estacionalidad. La diferencia, cada vez más marcada, es infraestructura contra intención. Y muchas veces, con la intención no alcanza.
La Quinta Sección y la pelea silenciosa por las listas
En el fondo, esta disputa también tiene nombre y fecha: las listas 2025. La Quinta Sección Electoral incluye ciudades clave como Mar del Plata, Tandil, Necochea y Villa Gesell. En ese esquema, Mar del Plata concentra casi el 60% del electorado. Sin volumen de votos, los intendentes de ciudades más chicas —como Barrera— necesitan hacerse oír de otra manera: con visibilidad mediática, confrontación y lealtad explícita al liderazgo provincial.
Barrera sabe que para escalar en la estructura del peronismo bonaerense debe marcar diferencia. Y eso implica mostrar fidelidad al gobernador Kicillof y posicionarse como su representante territorial frente a una dirigencia marplatense que históricamente actuó con autonomía.
Conclusión
Lo que hoy se debate no es solo una temporada floja. Se discute un modelo de desarrollo para la Costa bonaerense y quiénes serán sus voceros en la disputa por el poder. La tensión entre veranos populares y turismo exclusivo es también la tensión entre un proyecto político con base territorial y otro más ligado a estructuras de poder centralizadas.
En ese juego, la pelea entre Barrera y los marplatenses es apenas la superficie de una estrategia más profunda: quién se quedará con el liderazgo de la región cuando se definan las listas del 2025.